dl | redacción 23/08/2011
No habían empezado a tocar los músicos cuando comenzó el baile. El pasado domingo, la verbena final de las fiestas de La Bañeza empezó a carreras, aunque la orquesta había llegado puntualmente. El último concierto del programa festivo congregó numeroso público en la calle General Benavides, al que se terminaron sumando efectivos del cuartel local de la Guardia Civil.
Según la versión de testigos presenciales, el origen de los hechos estuvo en el supuesto intento de robo de parte de material de la orquesta. Al parecer, uno de los integrantes de la empresa de espectáculos vio como un niño de aproximadamente entre ocho y nueve años de edad se hacía con una de las maletas del vestuario y trataba de huir con ella. Aparentemente, las advertencias y llamadas de atención de los profesionales no disuadieron de su intención al joven varón, que emprendió la fuga por las calles de la localidad ante la sorpresa de los artistas y sus ayudantes.
De acuerdo con las citadas fuentes, el chico fue interceptado en la misma calle por personal del grupo musical antes de que pudiera escapar con el botín. Presuntamente, a pocos metros de donde estaba prevista la actuación, una vez alcanzado por sus perseguidores, el crío fue despojado de su captura y todo volvió a la normalidad, minutos antes del show.
Mucho público. Con la trama y los protagonistas definidos, el público aumentó en torno al escenario. Cuando menos se esperaba, el supuesto infractor reapareció en la escena para el segundo acto. Según testigos consultados por este diario, parece ser que el niño volvió al lugar de los hechos y comenzó a increpar a quienes frustraron su intento de robo.
A tenor de lo declarado por parte del público, la alarma saltó cuando el joven se levantó la camiseta, enseñó un arma y comenzó a amenazar a miembros de la orquesta. Al contemplar el arma, parte del público huyó de la zona y los nervios afloraron por temor a que el joven dispara contra los presentes como represalia por lo sucedido minutos antes.
En el tercer acto hicieron su entrada en escena las fuerzas de la Guardia Civil. Efectivos de la Benemérita acudieron a la calle General Benavides para restablecer el orden y esclarecer el episodio. Los agentes atestiguaron que el arma era un réplica y que a pesar de su preciso parecido con una pistola real no tenía capacidad para herir. Descubrieron que el arma era simulada y que no entrañaba mayor peligro para la población presente.
Sin represalias policiales. No obstante, la presencia de la autoridad no conllevó represalia policial alguna para el joven y tampoco se levantó atestado de lo acontecido.
Aunque la aparición repentina del supuesto pistolero no tuvo graves consecuencias personales, la noticia corrió ayer como la pólvora por los corrillos de la ciudad. El estrés de la situación afectó a muchos de los asistentes, que afirman que tardarán en olvidar la verbena del pasado domingo.