miércoles, 2 de diciembre de 2009

Llega la Navidad a La Bañeza

José Cruz Cabo. / Un año más La Bañeza se dispone a celebrar la Navidad y para ello los bañezanos preparan sus belenes, sus papás Noel y sus abetos y adornos de las casas, porque en nuestra nación es la Fiesta más grande del año, al conmemorar el Nacimiento de Dios niño. Antiguamente era una noche en que no se salía de casa, se reunían varias familias en la casa más grande y se jugaba a la lotería a la lumbre del brasero y se bailaba al rítmo de castañuelas, panderetas y en la casa en la que había algún músico a los acordes del instrumento que él tocara. Las familias más amigas o más cercanas en parentesco pasaban la noche con la alegría de saber que era la noche mejor del año, la más alegre y la fiesta se prolongaba hasta cerca de la mañana, según el sueño que se tuviera y en muchas casas la fiesta comenzaba al salir de la Misa del Gallo.
Las estrecheces y las comodidades eran grandes durante el año pero en estas fiestas de Navidad y Año Nuevo, se procuraba tirar la casa por la ventana aunque luego hubiera que apretarse el cinturón durante el resto del año.
A medida que la sociedad fue cambiando la costumbre se fue manteniendo y nadie salía de casa en esta luminosa noche de perdón y amistad, solo para reunirse en una casa varias familias y celebrar esta fiesta con la tradición que ha tenido siempre en la católica España y más en aquellos años posteriores a la guerra civil. Los bares cerraban sobre las diez de la noche y ya no habrían hasta el mediodía de la jornada de Navidad. Tampoco se adornaban las calles y solo en contados comercios se ponía el belén. Lo que más llamaba la atención, en aquellos años de hambre, eran las confiterías con las preciosas figuras de turrón, que se exhibían en los escaparates de las mismas, como el cocodrilo de Viloria o las cosas sobre la Navidad de las confiterías de Baudilio y de Conrado, así como la de los Imperiales. Eran años de escasez, de compañerísmo y de amistad, en los que se repartía lo poco que había, entre todos los amigos o familiares. Hoy los tiempos son otros, la fiesta ya no es tan tradicional, si acaso se reunen las familias más allegadas, en casa de uno de ellos, y muchos jóvenes ya salen porque hay bares que abren a partir de la una de la mañana, por lo que las costumbres han cambiado mucho. Las calles céntricas se iluminan con bombillas de colores, la mayoría de los comercios adornan sus escaparates. La gente anda de comercio en comercio, comprando cosas para esas fechas y, sobre todo, los juguetes para los niños, que ahora los trae Papa Noel y antes eran únicamente los Reyes Magos de Oriente los que traían los juguetes a los niños y, había tiempo de romperlos aunque hubiera que estudiar después. En fin como diría Don Hilarion, “Los tiempos cambian que es una barbaridad”, ¡pues si conoce estos! los cambios son mucho más rápidos y sobre todo mucho más edonistas y hay que comprar compulsivamente y cumplir todos los caprichos, aunque luego se arrepienta uno. Pero la Navidad es tiempo de alegría y de gozo por lo que es mejor finalizar deseando a todos los que me lean unas felices navidades y un venturoso y pacifico año nuevo.

Marcha cicloturista a Castrotierra