miércoles, 19 de mayo de 2010

El Pérez Alonso ha sido un referente en la cultura bañezana


José Cruz Cabo
Cuando mi abuelo, José Cabo Verde, Pepe el sastre, marchaba en junio de 1928 para el otro mundo, mi abuela Marcelina Valenciano Nieto, con los cuatro hijos que le quedaban solteros en la ciudad, salió del edificio que iba a ser después teatro, y se instaló en la misma calle, pero en la acera de enfrente. Poco después del fallecimiento de mi abuelo Pepe, se tiró la casa que fue su sastrería varios años, y se iniciaron las obras del teatro, de acuerdo con los planes que tenían hechos Don Gaspar Julio Pérez Alonso y su esposa, Emilia Alonso Pérez. Se cuenta que la idea se le acurrió a Doña Emilia en un viaje a León. Le encargaron el proyecto al arquitecto Javier Sanz, y en poco menos de dos años, el teatro abria sus puertas al público bañezano seis días después de nacer yo, el 28 de abril de 1930.
Mi primera visión de dicho teatro, la tengo en la memoria, por tenerme que sacar del cine con tres años, porque lloraba de miedo, al ver la pantalla. Por diversas causas, ya no volví a tener contacto con el teatro hasta el año 1943, cuando veíamos las películas de vaqueros o de risa en cine mudo, en el gallinero, o último piso del mismo, pues el dinero no nos daba para poder ver el cine o el teatro desde Entresuelo o Patio. A éste útlimo solo iban los ricos. Durante los años treinta y cuarenta compañías de aficionados bañezanos pusieron obras teatrales o actuaciones de cante y baile, pues eran siempre con un propósito benéfico.
La primera obra de teatro que vi en el Pérez Alonso, se remonta al año 1948, que pude ver en escena a la gran actriz María Fernanda Ladrón de Guevara y al impresionante actor Rafael Asquerino. Luego vendría la compañía de comedias de Luis Arroyo y lo que es la cosa, en aquellos años no estaríamos ni cien personas en todo el teatro, en estas representaciones.Concretamente en "La venganza de Don Mendo, eramos solo quince. Después vendrían la grandiosa compañía de variedades, “Los Vieneses”, con Franz Johan. Aquí estuvieron Juanito Valderrama y Dolores Abril, el ballet ruso del Marqués de Cuevas, Manolo Caracol y su compañía flamenca. Nuestro Gran Paisano y Músico, Odón Alonso González, vino con la compañía de Educación y Descanso de León y puso en escena su famosa zarzuela, “Rosina, o así se quiere en mi tierra”, con un éxito clamoroso.
Durante este tiempo también se ponía cine, pues había que hacerle la competencia al Salamanca y completar la programación del Cine California, ya que el teatro y el California eran de los mismos dueños: Los hermanos Pérez Alonso. Cuando comenzó a decaer el cine en los años ochenta. la hija de los fundadores, Emilia Pérez Alonso, y su esposo Eusebio Aragón, que ya venía jubilado, limpiaron y pintaron el edificio por dentro y por fuera y comenzaron a pasar todas las buenas compañías españolas de esos años en España, algunos actores, ya consagrados y otros, que comenzaban su carrera. La que más exito tuvo, ya que abarrotó la sesión de la noche, fue la compañía de Carlos Larrañaga y María Luisa Merlo, con el “Pato a la naranja”, entonces ambos eran matrimonio y estaban en la cresta de la ola. Pero también por aquí, en esos años, pasaron compañías de todo tipo, de revista, de flamenco, de comedia o de drama, además de zarzuelas, que traía el ayuntamiento de entonces, los primeros días de las fiestas, ya que el 14, 15 y 16, quedaba para las actuaciones que traía la empresa propietaria. Así, en él actuó Gracita Morales, Ana Mariscal, que estuvo tres veces con su compañía, con la que tuve una gran amistad y tenía que enviarle mis crónicas de El Adelanto y el Diario de León, porque las presentaba en el Ministerio de Cultura para que le dieran subvención. Zori, Santos y Mari Paz Pondal, ésta vino otra vez ella sola, Antonio Garisa, Jesús Puente, Pastor Serrador, Carlos Criado, Pedro Osinaga, que también estuvo dos veces, una de las hermanas Hurtado con un actor argentino, la compañía de Villamil, que estuvo dos veces, además este director, echaba de menos un teatro como éste cerca de Madrid, en esta compañía venía un chico de quince años que era ya un gran actor, Juan Carlos Naya y que realizó el primer desnudo integral que se hizo en el Pérez Alonso. La compañía Corsario. Varias compañías de revista, en las que ya comenzaban a exhibir los pechos las vedettes. En fin, el teatro cerró definitivamente al año de morir Eusebio y enfermar Emilia, y ya no se volvió a abrir, más que para cosas relacionadas con el ayuntamiento, como la coronación de las reinas o alguna compañía de aficionados que montaba alguna obra para un acto benéfico, también vinieron compañías no profesionales en las fiestas patronales. Hasta que al entrar Olga Cavero de concejal de Cultura, se puso de acuerdo con Felipe Pérez Alonso y el ayuntamiento lo compró.

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