Adiós a un amigo y una gran persona
JOSÉ CRUZ CABO
Ayer por la mañana nos encontramos con la desagradable noticia de la muerte, del industrial almacenista, Guillermo García Arconada, una de las grandes personas de nuestra ciudad, no solo por la calidad humana de su personalidad, sino porque fue concejal y alcalde de nuestro ayuntamiento. Primero se hizo cargo de la alcaldía con motivo de cesar Leandro Sarmiento de alcalde, al ser el primer teniente de alcalde, y después al ganar las primeras elecciones democráticas con el partido de Unión de Centro Democrático.Mi conocimiento de Guillermo, comenzó cuando su padre, Vicente García fue presidente de La Bañeza Fútbol Club y yo iba al almacén a preguntarle cosas a su padre y allí comenzamos a conocernos. Esta amistad se incrementó cuando las primeras elecciones por el tercio de cabezas de Familia, ya que consiguió salir concejal y entrar en el equipo que entonces capitaneaba Leandro Sarmiento Fidalgo. Fue concejal de fiestas y a raiz de su entrada en el equipo de gobierno, se fue haciendo la amistad mucho más fuerte, dada su simpatía, su bondad y su buen hacer en el mismo. En las primeras elecciones municipales democráticas, se presentó como número uno por el partido de UCD y salió alcalde con siete concejales y por tanto mayoría absoluta entonces. Una de sus primeras medidas fue dejarme asistir a las comisiones de gobierno, porque así los acuerdos se podían publicar con mayor rapidez, dado que entonces yo además de El Adelanto, tenía la corresponsalía de Diario de León y Cope Astorga. Nuestra amistad fue estrechándose porque durante su dos años de alcalde constitucional, se consiguieron el Polideportivo Municipal, La Biblioteca. el Hogar del Jubilado y sobre todo el Centro Nuestra Señora del Valle, dada su amistad con el entonces presidente de la Diputación, Rodrigo de Santiago. Cual no sería nuestra sorpresa, que en el año ochenta y uno le hacen dimitir de alcalde, aunque seguiría siendo Diputado Provincial como ya lo era al coger la alcaldía. Con otros se terminaron, pero el fue el que consiguió que se iniciaran. Además ha sido el único alcalde que dejó el sueldo de la alcaldía para las arcas de todos los bañezanos.
No fue posible saber los motivos de su dimisión, aunque con motivo del setenta y cinco aniversario de Diario de León, hubo una comida en el Hotel Victoria de la capital y acudimos a la misma, yo como corresponsal del periódico en nuestra ciudad, y él como Diputado Provincial, con nuestras mujeres. Al finalizar la comida Mercedes, esposa de Guillermo y Nieves la mía, le montaron una buena bronca a José Antonio Cabañeros, delante de todo el mundo, ya que entonces era el jefe de UCD en la provincia, y el culpable de obligarle a dimitir a Guillermo, cuando iba en contra de los principios democráticos, ya que había sido elegido por mayoría de los bañezanos. Una vez que se hizo el cambio de alcalde, Antonio Fernández que lo sustituyó, me impidió asistir a las Comisiones de Gobierno.
A pesar de ello seguimos manteniendo nuestra amistad, hasta ahora. No hace muchos días me tropecé con él, que salía del Centro de Salud con su hija María Jesús, y la verdad es que ya no era el mismo. Nos saludamos solamente, pero no esperaba que su enfermedad fuera tan grave como para dejarnos, aunque llevaba ya un tiempo delicado.
Fue una persona íntegra, solidaria, bondadosa, sencilla y de gran personalidad, con Guillermo era muy fácil hablar y además una gran satisfacción. Ahora ya habrás llegado otra vez a reunirte con aquella maravilla de mujer, que era tu esposa Mercedes Luengo, a la que tampoco olvidaré.
En estos tristes momentos quiero enviarles todo mi afecto y condolencia a sus hijos Guillermo, María Jesús y Mercedes, a sus dos hermanos Laureano y Donato, así como a todos sus familiares, y casi a la ciudad, porque nos hemos quedado sin una gran persona, sin un convecino ejemplar y desde luego yo sin un amigo irrecuperable. En estos tristes momentos de despedida, solo puedo decir que ojalá nos veamos en el otro mundo.