La 1, Telecinco, a primeros de semana –la noticia saltaba en ‘primicia’ en ‘La Nueva España’ y ‘La Opinión’ de Zamora el pasado domingo, pero el lunes se extendía, como la pólvora, copando las primeras páginas y apertura de la sección ‘Provincia’, de «Diario de León» ya el lunes, martes, miércoles... Fotos del antiguo seminario (hoy residencia de ancianos), con los viejos camastros en el ático en donde denuncian ocurrieron los primeros tocamientos a dos jóvenes chavales que en 1.988-89 cursaban 8º de E.G.B. en el Seminario Menor, en lo que sería los últimos cursos de vida de dicho Seminario que se cerró y pasó a ser Residencia para la 3ª Edad.
Caso prescrito
«Estoy muy enfadado», manifestaba para la prensa provincial el pasado 1 de Febrero una de las víctimas –se han reconocido dos en nuestra ciudad, pero a medida que iba pasando la semana se hablaba de que podría haber habido más casos, no en La Bañeza sino en otras zonas por donde pasó este sacerdote que, para la indignación popular, sólo ha sido castigado con un mes cuidando a ancianos. No nos extrañe que la víctima de abusos, un niño en aquel entonces (hace 28 años, con lo que el caso estaría prescrito y se encontraría con que la Justicia no podría hacer nada contra el sacerdote –contra el que la Iglesia tampoco ha hecho nada: sólo encubrir el caso para que no se supiese y nada trascendiera.
La víctima que quiso hablar, manifestó la auténtica rabia que ha sentido al ver a su agresor querido y homenajeado por el pueblo, : «Ellos han hecho su vida, su carrera, y son casi santos. ¿Y mi vida? ¿Cómo ha sido mi vida? Yo, calladito y para casa. Eso es lo que querían ellos».
La víctima denuncia indignado que él informo a los superiores del sacerdote de lo que estaba pasando y que no le hicieron caso.
«No nos ayudaron»
F.L. recibe asistencia psicológica por aquellos tocamientos obscenos que no consintió hace ahora 28 años, en el curso 1988/1989. Abusos que han afectado «a mis relaciones sociales y de pareja, por supuesto. «Sin mi hermano me hubiera suicidado» dice la víctima respaldada a finales de semana por 23 de sus excompañeros «Lo que más me duele es que no nos ayudaron»