Luis Javier Adiego Marqués nació un 30 de enero de 1973 en la Clínica de Maternidad de Santa Ana, en La Bañeza. Desde entonces, su vida ha estado marcada por un fuerte arraigo a su tierra, esa ciudad a la que siempre ha vuelto y de la que habla con orgullo. Hijo de Luis Adiego, secretario de la Azucarera de La Bañeza, y de María Marqués, creció en el barrio de la Azucarera, donde dios su primeros pasos y vivió una infancia que, como él mismo reconoce, le enseñó el valor de la comunidad, la amistad y el esfuerzo.
Estudió en el Colegio San José de Calasanz y en el Instituto Ornia, y más adelante inició la carrera de Derecho en León. Sin embargo, el destino tenía otros planes. En 1997 ingresó en la Escuela de Técnicas de Seguridad, Defensa y Apoyo (ETESDA) del Ejército del Aire y del Espacio, en la Base Aérea de Zaragoza. Allí descubrió otra vocación: la cocina. Entre fogones y hornos, se formó en la rama de hostelería, aprendiendo no solo la técnica, sino también la disciplina y la precisión que exige dar de comer a muchos en las condiciones más diversas, desde una campaña militar hasta un servicio en aeronaves.
Su carrera militar lo llevó a la Residencia Oficial del Jefe del Estado Mayor del Aire y del Espacio, donde durante 11 años cocinó al más alto nivel. Su entrega le valió la Cruz al Mérito Aeronáutico con distintivo blanco, un reconocimiento a una trayectoria impecable. Después, fue destinado a la Academia Básica del Aire y del Espacio en La Virgen del Camino, donde continuó dejando huella.
Pero mientras la vida militar le ofrecía estabilidad, otra pasión iba creciendo dentro de él: la fotografía. Compaginó estudios en Madrid con cursos, talleres y prácticas hasta obtener el Curso Superior Universitario en Fotografía Digital por la Universidad Rey Juan Carlos. Con esa formación y, sobre todo, con un ojo especial para capturar la esencia de cada momento, tomó una decisión valiente: dedicarse profesionalmente a la fotografía.
En enero de 2018 pasó a la situación de reserva en el Ejército y abrió su propio estudio en La Bañeza. Fue aquí, en su ciudad, donde formó su familia junto a Sonia y donde nació su hija Daniela, el mayor orgullo de su vida. Desde entonces, su cámara se ha convertido en testigo privilegiado de comuniones, bodas, retratos y celebraciones que forman parte de la memoria colectiva de tantas familias bañezanas.
Su compromiso con la ciudad no se queda ahí. Desde los inicios de la Alubiada, Luis Javier ha estado entre los fogones, colaborando año tras año y convirtiéndose en uno de sus cocineros más veteranos. Para él, no se trata solo de preparar alubias: es un acto de cariño hacia su gente, una manera de devolver a La Bañeza todo lo que le ha dado.
Hoy, Luis Javier es mucho más que un fotógrafo o un cocinero con pasado militar. Es un bañezano orgulloso de sus raíces, un hombre que ha sabido transformar cada etapa de su vida en una oportunidad para crecer, formar una familia y aportar a su ciudad.