viernes, 21 de agosto de 2009

Fallece Robustiano Pollán del Fraile

José Cruz Cabo.-Nos cogió un poco de sorpresa el fallecimiento del gran bañezano, Robustiano Pollán del Fraile. No por su edad, 88 años, sino porque no hacía mucho le veíamos hacer su vida de siempre y lo encontrábamos saliendo o entrando a misa de doce y media. Es verdad que la muerte de su esposa, Nunchi Santamaría, le había minado mucho la moral y su ausencia, la sentía profundamente, y quizá eso es lo que le llevó antes a la tumba.
De todas las maneras, su figura, su elegancia, su saber estar, y sobre todo, su sencillez, su bondad y su inteligencia, le hacían una persona encantadora, que junto con su Nunchi del alma, formaron una de las parejas bañezanas que más cosas hicieron por la ciudad.
Yo recuerdo, aunque nunca fuí su alumno, verlo ya con la carrera terminada de Química, despachando con sus padres en la tienda familiar y luego ir a dar clases, al Colegio de las Hermanas Carmelitas. Después fue muy sonada su boda, porque escogió a una belleza riojana, como era Nunchi, y la gente se llevó un sorpresón cuando llegó del brazo de su esposa a nuestra ciudad, para quedarse definitivamente aquí. Pero Robustiano o Tian, como le llamaban sus amigos, fue siempre una persona trabajadora, pues siempre llevó la tienda de sus padres, fue director de la Academia de Bachillerato elemental, “La Bañeza” y durante muchos años dió clases en el Colegio de las Hermanas Carmelitas. A parte de ello, fue una persona responsable, llena de amabilidad y de un trabajo callado y constante por la ciudad que le vió nacer, siempre con la humildad por bandera, lo que le llevó a que hace dos años fuera, obsequiado con la Alubia de Oro que concede El Adelanto desde hace unos años. Nadie como él, fue siempre una persona entregada a su ciudad y a su familia, apoyó y ayudó a cofradías y sociedades, además de a gente necesitada, sin que su mano izquierda supiera lo que hacía su derecha, por algo su catolicismo era profundo y consecuente. Su fe era inamovible y su práctica constante. Ya jubilado tuve la gran satisfacción de conseguir su amistad, por coincidir la mayor parte de los días, en la cafetería donde acudían, unas veces su esposa con las amigas y otras veces el matrimonio junto. Su conversación tremendamente amena y sencilla, salpicada con simpáticas anécdotas, nos hizo intimar, sobre todo a través de la vitalidad y simpatía de su esposa Nunchi, a la que La Bañeza no le dió el valor que tuvo para ella. La verdad que los bañezanos podíamos estar orgullosos de esta maravilla de matrimonio, que fué un abanderado para llevar La Bañeza a otras muchas zonas del país y hasta del extranjero.
Yo, personalmente, creo que nuestra ciudad le debe mucho a Robustianbo Pollán del Fraile y desde luego siento su muerte, como sentí la de su esposa, con profundo dolor y, sobre todo, esperando en que su maravillosa forma de vivir, le hayan granjeado la felicidad total en el más allá, para que algún día, que ya no será muy lejano, podamos encontrarnos y disfrutar de la imperecedera felicidad celestial. A sus hijos, les envió en mi nombre y en el de mi esposa Nieves, nuestro más sentido pésame, y les felicito por haber tenido la satisfacción de poseer unos padres como Robustiano y Anunciación.

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